Y sé que me arriesgo con este título... sé que habrá escépticos de esta afirmación. Pero sí, dibujar puede cambiar tu vida, así como cambió la mía. El dibujo es un lenguaje, no una manualidad, no una actividad específica de los que "nacieron para el arte", no una "habilidad de algunos". Dibujar es un lenguaje nato al que recurrimos principalmente siendo niños, cuando aún no tenemos la herramienta de la escritura, y nuestro vocabulario es escaso, de manera que es el medio perfecto de un niño para expresar y comunicar todo eso que piensa y siente. El dibujo no tiene limitantes, no tiene formas correctas o incorrectas de hacerlo, y se convierte en un espacio seguro para la expresión.
Pero más allá de eso, más allá de sus cualidades expresivas como lenguaje, existen otras cosas asombrosas que suceden cuando incorporas el dibujo a tu vida diaria: tu estructura mental cambia. ¿Has notado que a veces tenemos muchos pensamientos rondando por nuestra cabeza, y que cuesta trabajo comprender qué pasa por nuestra mente? Bueno, pues déjame decirte que dibujar hace que puedas sintetizar todos esos pensamientos, de una forma más clara y sencilla. Es como si toda la información, la pasaras por un filtro mental, y extrajeras lo más importante. Mientras más incorporas esta actividad a tu rutina diaria, más cambia tu manera de pensar.
Por otro lado, cuando dibujas, tomas el control de lo que estás representando. A todos nos gusta sentir un poco de control, en especial en esas cosas de la vida real que no podemos controlar. Así que cuando dibujas, tu lápiz es tu "varita mágica" y la historia es dibujada exactamente como tú quieres.
Te voy a revelar algo increíble: nuestro cerebro no distingue si los estímulos que recibe son generados por la realidad o por la imaginación. Es decir, que si tu piensas en este momento en un delicioso postre, en lo mucho que te gusta, en cómo se siente morderlo y saborearlo, comenzarás a salivar, porque tu cerebro se ha estimulado con ese pensamiento, y ha preparado a tu cuerpo como si estuviera a punto de comer eso que imaginaste. Ahora imagina lo que sucedería si constantemente estuvieras dibujando la vida que te gustaría tener, los logros que quieres conseguir, como si ya los tuvieras. Imagina si dibujaras un personaje que te represente, y ese personaje se vea exactamente como quieres verte, y reaccione como te gustaría reaccionar... el resultado será que tu mente comenzará a pensar que todo eso está sucediendo realmente, y en consecuencia, tus acciones y forma de ser comenzará a cambiar. No te darás ni cuenta en un principio, habrás estado mandando tanta información positiva a tu cerebro que se quedará en tu inconsciente, y los resultados se verán con el paso del tiempo.
Esto que te platico, es algo que he vivido y experimentado, y al principio no fui consciente de eso. Durante muchos años llevé un diario de dibujo, en donde dibujaba a un personaje que me representaba. La llamé "Mis Castila". Este personaje tenía todo lo que yo quería ser: era segura de sí misma, divertida, libre, feliz, y reaccionaba con humor ante las cosas más duras de la vida. Mis Castila me acompañó en momentos muy difíciles, y cada vez que la dibujaba, me sentía tranquila, alegre, y mi estrés bajaba. Al cabo de unos años, terminé convirtiéndome en esa persona divertida, libre, y alegre que era ella, pues mi mente estuvo recibiendo ese mensaje durante todos esos años. Aunque no lo creas, llegué a dibujar cosas, hace muchos años, que se hicieron realidad tal cual las dibujé.
Por eso, hoy en día estoy tan convencida de que esta actividad es importante y necesaria. Me gustaría ver un mundo en donde el dibujo se rescate como lenguaje y como herramienta. No quiero un mundo lleno de artistas, quiero un mundo de personas que comuniquen asertivamente.
Gracias por leerme hasta aquí... y si quisieras liberar en ti esta herramienta de lenguaje, estaré feliz de tenerte en mis talleres de ilustración.
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